“La única diferencia entre el éxito y el fracaso es la capacidad de actuar”. Alexander Graham Bell
Generalmente denominamos éxito al el triunfo o consecución de los objetivos planeados. El éxito es la auto realización personal, la posibilidad de alcanzar aquello que soñamos, de tener felicidad. Es un sentimiento, una actitud, una manera de pensar, de actuar y de ser, un modo de vida que se refleja en la paz interior. Ser exitoso, significa ver los deseos cumplidos, tener satisfacción, sentirse feliz.
Los seres humanos construimos nuestro destino, somos capaces de fabricar la felicidad consiguiendo las metas, es decir alcanzando el éxito, o por el contrario, si somos incapaces frente a los retos que la vida nos pone, llegaremos al fracaso y por supuesto, al dolor. Todo está a nuestro alcance y lo podemos lograr, según nuestra determinación. Dice el refrán “Querer es poder”.
¿Pero qué nos impide obtener el éxito?
Los mayores impedimentos para alcanzar el éxito son los pretextos o razones que se argumentan para justificar la conducta, en especial frente a un error o una falta o para demostrar que alguien no es culpable; por otro lado, las excusas, las cuales se presentan como una de las principales formas de evasión y hábitos negativos que obstaculizan el crecimiento personal. De igual manera, impiden que seamos exitosos la baja autoestima, el temor al fracaso, la indisciplina en nuestras acciones, aplazar nuestra responsabilidad, echarle la culpa de nuestros fracasos a los demás.
Una de las principales características que debe tener la persona que desee alcanzar el éxito en la vida es creer en sí mismo, tener clara la consigna: “yo puedo”, acompañada de tenacidad, es decir, el esfuerzo fervoroso y permanente para lograr aquello que se desea. Ser tenaz significa sobreponerse a las adversidades, sin prestar demasiada atención a los fracasos o dificultades; es ser obstinado, no rendirse a pesar de los problemas, siempre con actitud positiva.
Debemos creer más en nosotros, confiar en que podemos lograr lo que nos propongamos, lo cual no implica que no tengamos miedo a las posibles adversidades; debemos tener fortaleza para sobrellevarlas, enfrentarlas y posteriormente superarlas. Sin excepción, todos estamos destinados al éxito, debemos descubrir nuestras habilidades y explotarlas; nuestro deber, si queremos alcanzar el éxito, es trabajar diariamente con empeño y dedicación para fortalecerlas, perfeccionándolas, para sacarles provecho. No se trata de ser perfectos o no cometer errores; se trata de aprender de los errores y sacar adelante nuestros proyectos.
Debemos perseverar con insistencia hasta alcanzar nuestras metas pues es hora que todos los miembros de la institución educativa alcancemos la felicidad a través de la búsqueda cotidiana del éxito.
Para los estudiantes inemitas ser exitoso en este momento, consistirá en aprobar el grado que está cursando con buenas calificaciones. Para aquellos que aún es incierta esta oportunidad, deben considerar que todavía hay tiempo, con perseverancia en la dedicación al estudio y el deseo ferviente de ganar, lograrán la meta suya y de sus padres al inicio de este año. ¡El éxito es posible
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