“La educación no cambia el mundo: cambia a las personas que van a cambiar el mundo.”
Paulo Freire
Enamorar a los estudiantes de las pruebas de competencias ciudadanas y sociales es un reto apasionante: significa enseñarles a mirarlas con otros ojos. No se trata de exámenes fríos que solo califican, sino de una oportunidad para descubrirse a sí mismos, reconocer su papel en la sociedad y soñar con el país que desean construir.
Al socializar el trabajo, los estudiantes demuestran su habilidad para argumentar posturas, afianzar posiciones, replantear principios, aprender conceptos y comprender contextos. Estos son elementos esenciales para su crecimiento académico y personal. Por eso, resulta maravilloso adentrarse en este mundo social y democrático, donde aprender no es una carga, sino una experiencia de vida.
Además, el conocimiento de los elementos constitucionales los orienta a ser ciudadanos más competentes, sujetos de derechos y deberes en una sociedad que reconoce la dignidad humana y la protege a través del Estado Social de Derecho.
Las Ciencias Sociales son un puente entre el pasado, el presente y el futuro. A través de ellas, los jóvenes aprenden que la historia no está escrita únicamente en los libros, sino que también se escribe con sus decisiones, con sus voces y con sus sueños. Cada pregunta en una prueba es una invitación a reflexionar: ¿cómo entiendo mi entorno?, ¿qué haría yo frente a una situación de conflicto?, ¿cómo puedo aportar a mi comunidad?
Por su parte, las Competencias Ciudadanas nos recuerdan que ser ciudadano no es un deber aburrido, sino una forma de vivir con respeto, diálogo y empatía. Al responder estas pruebas, los estudiantes ponen a prueba no solo su memoria, sino también su capacidad de pensar críticamente, de argumentar con respeto y de imaginar soluciones para los problemas que enfrentamos como sociedad.
Mi tarea como docente es mostrarles que estas pruebas no son una carga, sino un reto apasionante. Quiero que las vean como un juego mental, como una aventura donde cada respuesta es una pieza de un rompecabezas que los acerca a ser mejores ciudadanos. Que comprendan que no estudian para obtener un puntaje, sino para construir herramientas que los acompañarán en la vida: la capacidad de dialogar, de cuestionar, de decidir y de transformar.
Enamorar a mis estudiantes de estas pruebas es hacerles sentir orgullo de lo que saben y entusiasmo por lo que pueden aprender. Es recordarles que cada pregunta es un espejo de su propia grandeza, y que al enfrentarlas no solo muestran lo que han estudiado, sino también lo que son como personas y lo que quieren aportar al mundo.
Porque al final, las pruebas de competencias ciudadanas y sociales no son solo un examen: son una invitación a crecer, a soñar y a construir juntos un futuro lleno de esperanza.

Más historias
Los valores en la escuela: un pilar fundamental en el INEM Francisco José de Caldas
¿JOVENES: VICITMAS O VICTIMARIOS?
El FEMINISMO