Pasado, presente y futuro
I. E. INEM “FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS”
Pasado, presente y futuro
Por Donaldo Mendoza
1972, año en que comenzaron a funcionar la mayoría de los INEM del país, no fue el tiempo más acogedor para su propuesta de ‘educación diversificada’. En efecto, antes y después de ese año, Colombia vivía un estallido social protagonizado por el movimiento estudiantil de colegios y universidades oficiales. La esperanza de un gobierno ‘popular’ (Gustavo Rojas Pinilla) se vio frustrada por una elección (Misael Pastrana Borrero) mancillada por la duda del fraude. Y sin esperanza, la razón queda suspendida y las emociones se exacerban.
El movimiento estudiantil, y los sindicatos que lo apoyaban, tenían servida la bandera de combate: la implementación en Colombia de un modelo educativo que en Estados Unidos estaba dando buenos resultados, el bachillerato diversificado. ¡Ahí fue Troya! Poco importaba si el modelo era bueno o malo; bastaba que viniera de USA para decir que era una estratagema del imperio para convertir a los futuros bachilleres en “mano de obra barata”. Y el prejuicio se gritaba como consigna en las manifestaciones. “Dame un prejuicio y moveré el mundo”, reza un aforismo. Pero no contaban los ‘combatientes’ que quien implementaba el modelo era en ese momento un obstinado estadista: Carlos Lleras Restrepo (1966-1970). Dos años después los INEM eran ya una realidad.
No se necesitó mucho tiempo para demostrar que la propuesta educativa del sistema INEM era lo más útil y conveniente para estudiantes provenientes de estratos uno, dos y tres. Recuérdese que hasta la década del setenta en muchas de las ciudades intermedias no había universidades públicas ni privadas; en ese escenario, la mayoría de jóvenes egresados de colegios con bachillerato clásico no podían seguir estudios superiores, ni tampoco hallar un trabajo digno, dado que ese bachiller ‘sabía de todo’, por no sabía hacer nada.
Me tocó en suerte ingresar como docente de español y literatura en el INEM de Popayán en 1980. Mi asombro fue grande al encontrarme con un plantel que era muchos colegios a la vez. De las cosas curiosas e interesantes que hallé fue que el colegio clásico hacía parte del sistema inemita, en las modalidades de Humanidades y Académico; allí se matriculaban los que no pensaban en trabajo sino en seguir derecho hacia la universidad.
Dos décadas fueron la edad de oro de los INEM. El nuestro parecía una universidad, por la cantidad de estudiantes (más de 3.500), la selecta planta docente y el organigrama administrativo de una institución innovadora. La dotación en laboratorios, talleres, ayudas educativas de todo tipo…, era realmente asombrosa. A las aulas de todas las modalidades y/o especialidades asistían grupos de más de 40 estudiantes que aprendían con entusiasmo y estudiaban con esfuerzo evidente.
Es bastante distinto el INEM de hoy, porque son muy diferentes los tiempos. Son otras las expectativas de los estudiantes, otros los intereses económicos y culturales de la sociedad colombiana, inserta en la aldea global que es el mundo. Un mundo de realidades diversas: la tangible de ayer, y esta virtual de hoy que se mueve al ritmo de las tecnologías de la información y las comunicaciones. En fin, un futuro que para mayores como yo es cada día más nebuloso; pero que para niños y jóvenes es de muchas preguntas aún por resolver.
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