Poesía 2

«Un hogar no tan hogar»

‌Después de lo que vivió comenzó a sentir ese lugar como una rosa, una llena de espinas.

No veía ese lugar con la belleza de las flores, lo veía con el temor de las espinas.

Deseaba no tener ojos, su corazón no soportaba el olor tóxico del gas.

Se quiso ir, pero no tenía opción, aunque su mente le pidiera escapar para sanar,

su corazón le pedía regresar.

No tenía el valor ni el coraje de caminar hacia un jardín menos doloroso.

su cobardía no la dejó. Vaya que si le dolió. Le quemó permanecer ahí.

Y aún así, hasta donde sé, jamás huyó.  En un pestañear, Murió.

Y lo hizo, como ya se sabía que pasaría, en las paredes de esa estructura.

Triste alma melancólica, después de su visita al más allá, regresó buscando un poco de paz.  Brotando de la tierra como inmensas raíces espinosas, envolvió las sucias paredes de su cuarto. Estas quedaron rasgadas, llegando al punto en que, ya su putrefacto y torturado cuerpo, se mostró a la libertad de un bello atardecer.

Hoy a hoy, los que visitan el lugar cuentan sin miedo:» su lamentable aura y dolor, siempre permanecerán en ese lugar al que ella alguna vez llamó «hogar».

Gran desgracia, pobre muchacha».

KAROL MUÑOZ

sección 10:01